A veces uno simplemente tiene que seguir adelante

Si ustedes me preguntan por mi trabajo, realmente no sé que responder, ingresé en el área de comunicación, me encargaba de community management, diseño gráfico, visuales de la página web, trabajaba muy de cerca con el área de sistemas, incluso ayudaba a meter cosas a la base de datos, luego mi jefe vio algo en mi y terminé aprendiendo sobre logística y encargándome de los pedidos internacionales trayendo y coordinando contenedores, así como tratar con los agentes aduanales, ahora tengo un interno a mi cargo, ingeniero, y salgo a trabajo de campo con frecuencia, la semana pasada estuve en Irapuato, y este fin de semana en San José, un pueblito cerca de San Francisco, San Francisco como en Baby San Francisco que no pude visitar.

Pero las personas con las que fui fueron bastante amables conmigo, llevándome a sitios que nunca antes había escuchado hablar como Carmel, Santa Clara, Monterey, Santa Fe, tantos que no recuerdo sus nombres. De todo ellos Carmel fue sin duda mi sitio favorito entre todos, sólo estuve unas horas, por lo mismo de que sólo iba por trabajo, pero me recordó muchísimo a Vancouver, y la playa. Normalmente no me gusta por el sol, el calor, la humedad, pero la playa era fría, el suéter que llevaba no era suficiente a pesar de que estaba soleado y sin nubes, la arena era fina, tan fina como la de Huatulco.

Las tiendas eran todas muy bonitas, les juro que el siquiera haber estado ahí un ratito me recordó muchísimo a Gas Town y hasta me llegó la nostalgia y el recuerdo de como todos los días casi saliendo de clase me iba a Downtown para decubrir nuevos lugares y nuevas tiendas.

Y del otro lado de la costa: Santa Clara, que es un pueblito surfista con su parque de diversiones, contrario a Carmel y Monterey, aquí las construcciones si están al pie de la playa, incluso hay una casa ENORME construida por ahí de 1905 que se transformó en una feria, con juegos mecánicos, juegos de suerte, y laser tag, yo quería jugar laser tag pero como iba de trabajo mis compañeros no quisieron. Aburridos.

La playa de Santa Clara es tan fría como la de Carmel, y estaba casi vacía a pesar de haber sido sábado en la mañana. No pisé la arena, hacia más frío que en mi ciudad así que llevaba botas y suéter,  como suelo vestir a diario, pero debo confesar que estaba arrepentida de no haber empacado una chamarra.