5:57 "No esperes que las cosas sucedan, ve por ellas" o algo así me dijiste hace ya mucho tiempo , fueron esas palabras que retumbaban en mi cabeza, estaba en clase de 3:30 a 9 de la noche, pero fue en ese momento en el que decidí ir a verte. Tenía un mes o más que no salíamos y yo te extrañaba tanto, ni siquiera pude verte el día de tu cumpleaños y estaba molesta. Tan molesta que en lugar de verte dejé tu regalo con el guardia de la privada junto con unas galletas, no sabía si quería verte, pero en ese momento era obvio que no.
Y entonces ahí estaba yo, más de un mes después, sentada hasta atrás, algo inusual en mi, escuchando de forma tediosa la explicación del maestro sobre esto y aquello, pasaban de las 6 y le escribí a una amiga si era buena idea verte, ella me preguntó porque y al contarle que estaba cansada de decirte que te quería y que te extrañaba, me dijo que sí, que fuera.
La clase avanzaba y eran las 8 y algo, sólo estaba haciendo cálculos para salir, si salía en ese momento estaría en tu puerta para las 9:30, en caso de que no estuvieras todavía me daba tiempo de regresar al Rancho chico a una hora decente. Tomé mis cosas me disculpé con mis compañeros, con la instructora y con el profesor, les mentí, les dije que iba a Toluca, a mi madre le dije que llovía torrencialmente que probablemente me quedaría en la Ciudad de México.
Me subí al auto, puse el navegador con tu dirección, prendí el motor, las luces y me fui... me llevó por rutas que no conocía, calles cerradas, calles con vendedores ambulantes, calles llenas de tráfico, lo que hubieran sido las 9:30 terminaron siendo las 10:00 y yo seguía manejando. Te escribí "Te acuerdas que una vez me dijiste no esperes que las cosas sucedan, ve por ellas, pues qué crees", me preguntaste que era lo que estaba planeando, te pedí que no te enojaras conmigo cuando te dijera y me respondiste tal vez. Empezaste a adivinar que era lo que haría, que si me iba a Monterrey, que si me iba de vacaciones, yo sólo te dije que tenía que ver con un lugar, me preguntaste si tenía que ver contigo, te respondí tal vez.
Ya las 10:20 y yo apenas había llegado al complejo donde vives, quise marcarte para decirte pero me dio pena, me estaba arrepintiendo ya, era lo más impulsivo que había hecho, te lo dije. Y entonces te escribí que estaba afuera, me dijiste que mi plan estaba lleno de defectos y me preguntaste si estaba consciente, te dije que sí pero la verdad es que no pensé en ellos, yo sólo quería verte, te extrañaba y estaba ahí dentro del coche, estacionada, a una cuadra, esperando a que me tragara la tierra. Yo y mis malas ideas.
Me bajé, puse el seguro y también la alarma del coche y caminé. 10:30, para esa hora yo ya estaría dormida, toqué el timbre y me recibió el guardia, le dije tu nombre, que venía a verte, departamento uno, piso tres, olvidé donde vivías, pero él me dejó pasar "¿un güerito?" me preguntó, y yo le respondí "más o menos, tiene el cabello negro", "como medio chino" me dijo, "¡sí! y esponjado", mencionó tu coche café, que para mí es más bien color arena, ese que chocaste y luego hablamos del blanco, el que te presta tu papá. Me pidió que firmara mi entrada y me dijo el piso y el número de departamento correcto en el que vives, obviamente no era ni el tres ni el uno. Me pregunto como es que creyó en mí.
Subí por elevador, sentí mi corazón latir más fuerte que nunca, me vi al espejo y noté mi alergia "De todos los días que tiene la semana ¿por qué hoy?" me pregunté. Al abrirse las puertas ahí estaba justo frente donde vivías. 10:35 ¿debía pasar? ya estaba ahí pero siempre podía huir. Si me regresaba estaría en mi casa a las 12 u 11:30, mi amiga me escribió un texto preguntándome si ya había entrado le dije que no y me animó para tocar el timbre, yo estaba nerviosa y todavía no sé porqué, eres la persona que más quiero y con la qué más me gusta estar.
Casi 10:40, toqué el timbre y ahí estabas al abrirme, lo único que hice fue abrazarte lo más fuerte que pude y decirte lo mucho que te extrañaba. Te pedí disculpas ni siquiera sé porque lo había hecho, pero seguía nerviosa y no quería soltarte. Hablamos de nuevo, de cosas interesantes, de cosas simples y sobre todo lo que pudo haber salido mal en mi plan, sobre como los jueves normalmente estás en casa de Adrián, sobre que mañana tendríamos que levantarnos a las 5 y sobre como ambos teníamos que trabajar, me dijiste te quiero y que a la próxima habría que planear las cosas bien. Me quedé contigo.
Fue hace una semana y yo todavía te extraño.