Estoy a basicamente cuatro semanas de graduarme, y decidí hacer de mi último semestre uno donde pudiese realizar practicas profesionales.
No me voy a quejar, ya lo he hecho demasiado, y mis disgustos creo que ya todo el mundo los sabe, pero creo que eso es gran parte de lo que es entrar al mundo laboral real, enfrentarte a aquello de lo que es la vida, y que muchas veces lo que ejerces no tiene relación con tu carrera.
"Pregúntate, qué enseñanza te quiere dar la vida con esto", fue lo que me dijo un amigo mientras yo estaba sufriendo, y hoy lo comprendí, normalmente me vengo en camión, todos los días, de Toluca al Distrito, unas veces me bajo donde debo, otras mucho antes, pero la mayoría de las veces en la última parada. Hoy fue de esos días, en los que me sentía con ganas de caminar, y me bajé en la primera parada, la más lejana, a 30 minutos caminando de la oficina.
La primera vez que hice eso me topé con una compañera de la prepa, perdí contacto con ella y con todos mis compañeros desde hace unos años, tengo esta estúpida costumbre de cerrar círculos de la manera más abrupta posible, me habló de ella, de que se había graduado en diciembre y que lamentaba no haber hecho practicas, pues no ha encontrado trabajo desde entonces, a cambio ella me preguntó por mi y qué era lo que hacía ahí, le dije que quería pasar al súper porque se me olvidó mi desayuno, cosa parcialmente cierta, se me olvidó mi desayuno, pero yo sólo tenía ganas de caminar, sonrió y me dijo "Tu siempre has sido tan random, me alegra que no hayas cambiado", me preguntó sobre mi trabajo, le respondí que estaba en prácticas en un estudio de tamaño considerable, pero que aún así no me pagaban, y terminó por pedirme indicaciones sobre que camión tomar para llegar a la estación del metro, le comenté que no estaba muy segura, pero que del otro lado pasaban unos con dirección a Tacubaya, nos despedimos y yo fui al súper, digo, si ya había dicho que quería pasar, pues de una vez a hacerlo.
Es irrelevante lo que compré, continué con mi rumbo, era la primera vez que tomaba ése camino, y me puse a observar, observar lo que había a mi alrededor, los edificios habitacionales que todos presumían de exclusividad, construcciones con diferentes oficinas, y otros más propios de firmas y marcas relevantes, suelo pensar en la Ciudad de México como una ciudad llena de actividad y de contrastes, pero eso lo dejaré para otra ocasión. Llegué una hora tarde a la oficina, entre la plática y mi decisión de querer conocer mi alrededor, digo, ya tengo unas 17 semanas aquí, y realmente no sé lo que hay más allá de las cuatro paredes de la oficina, increíble.
La vida como Godín me ha hecho darme cuenta de como para algunas personas la hora de la comida es la más importante, ya sea por la convivencia o por el pretexto de al fin salir de la oficina, o venga, cualquier otra cosa que sea su razón, que hay personas que odian lo que hacen tanto como yo, pero que a ellos les pagan por hacerlo y que lo han hecho por tanto tiempo que ya no saben que hacer, si renunciar y buscar algo que les llene o conformarse con lo que tienen, el trabajo en la oficina me ha hecho cambiar... "Agárrate m'ijita ahora que puedes que mañana no sabes" no sé quien me lo dijo, y éstas últimas semanas en el estudio las estoy aprovechando, yendo a lugares que no conocía, viendo amigos Godínez que están en la misma zona que yo, incluso reencontrándome de forma azarosa con viejos compañeros a los que dejé de ver hace años, lo curioso es que hoy también me topé con alguien. Qué va, si me voy a quejar al menos hacer algo para remediarlo y mínimo sacarle lo mejor.
No sé que será de mi vida, nunca lo he sabido, soy más del tipo de personas que toma la decisión sin pensarlo y esperar a la gran sorpresa, quizá un poco idiota de mi parte, porque de planearlo que tantas cosas no me habría ahorrado, pero también lo llegaría a hacer aburrido.
Ya veremos que resulta de mi.